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Segunda mano y estilo de vida vegano

Hoy os hablaré de la segunda mano, un tema muy complejo en España…

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Están los que dicen: “¡Qué asco llevar ropa usada! ¡Ni loc@ me pongo aquella ropa sucia! Prefiero comprar prendas sintéticas u orgánicas, que encuentro baratas en cualquier tienda”.

En el bando opuesto se posicionan los que están a favor de la segunda mano y explican: “Sí claro, me encanta el vintage, ¡es lo más! No creo que sea correcto promover la producción masiva de prendas, que conlleva sufrimiento humano con su fabricación en condiciones laborales pésimas en África y Asia. Las prendas se esterilizan con productos ecológicos y ya está, ¡como nuevas! Y, además, baratas”.

Los que están en el medio de la discusión, dicen: “Prefiero comprar prendas éticas fabricadas en Europa. La segunda mano no me vuelve loc@, la verdad”.

En muchos países del norte de Europa, como Alemania y Reino Unido, es muy común la compra de prendas vintage entre personas de cualquier edad.

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Contrariamente, en España la segunda mano sigue siendo sinónimo de sucio y, sin exagerar, de guarreria. Solo unos pocos jóvenes se acercan a la segunda mano y, por eso, en muchas ciudades españolas no hay tiendas de ropa vintage.

A pesar de esta escasez por falta de demanda, más suerte tenemos en Madrid, donde se encuentran Vintalogy, el Mercado de los Motores y varias tiendas de Malasaña, como Aramayo.

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¿Compro vintage?

A menudo compro ropa vintage y me encanta adquirir los mejores artículos de segunda mano. Sigo con mucho interés marcas que utilizan prendas vintage para crear nuevos diseños, como Susi Sweet Dress, la cuyas faldas y camisas modernizadas ocupan parte de mi armario.

Aquí van mi argumentaciones a favor del vintage:

1. Su precio.

Excluyendo las tiendas chic, normalmente la segunda mano es económica. Ya es difícil llegar a finales del mes, como para gastarse 200€ en un par de zapatos nuevos… La ropa sostenible es desde luego una buena alternativa aunque, si tu sueldo es lo de la mayoría de los españoles (alrededor de 1.000€ mensuales), podrás permitírtela solo de vez en cuanto.

Sin embargo, hay también tiendas éticas que ofrecen artículos con precios asequibles. Si estás buscando prendas sostenibles, puedes consultar mi post dedicado a las marcas de moda más éticas

2. Vintage = Reciclaje.

Quiero tranquilizar a los amigos más escépticos y explicarles que el vintage y la segunda mano son, ni más ni menos, sinónimos de reciclaje. ¿Estás a favor del reciclaje? Pues, entonces es absurdo rechazar la segunda mano. Se recicla la ropa para reducir el consumo masivo de prendas y su fabricación en régimen de esclavitud. 

3. Puedes vender las prendas que no usas.

Tú también podrás vender o intercambiar la ropa en los establecimientos de segunda mano y seguir reciclando para cuidar del medio ambiente.

4. Es una forma fantasiosa y divertida de comprar.

La búsqueda de la prenda y del accesorio perfecto es una práctica entretenida. La segunda mano es, desde luego, divertida y ecológica.

¿Te he convencido? ¿Qué esperas? Recicla y viste vintage, ¡el planeta te lo agradecerá!