Ecológica, vegana, cómoda, segura, económica, higiénica: todos adjetivos que definen perfectamente la copa menstrual, un pequeño objeto que marcó para siempre los días de menstruación.
Desde hace unos cuantos años, la copa menstrual entró por la puerta grande de la vida de muchas mujeres y los tampones se volvieron irremediablemente arcaicos, sobre todo por ser contaminantes.
Dedicamos el post de hoy a este inventazo, hablando también de su importancia a nivel ecológico.
¿Qué es y cómo funciona la copa menstrual?
La copa menstrual es un cuenco de silicona muy flexible que, cuando se introduce en la vagina, recoge el flujo menstrual con una capacidad para almacenar el triple de sangre que un tampón.
Se vacía el contenido en el inodoro, con una frecuencia de entre cuatro y ocho horas, en función del flujo. Una vez extraída y vaciada, la copa puede ser enjuagada con jabón neutro o, si se está fuera de casa, se puede limpiar con un pañuelo de papel.
Para esterilizarla, hay simplemente que hervirla pocos minutos al principio y al final del ciclo.
Una copa menstrual dura unos 10 años, por lo que su precio de 20-25 euros se amortiza en unos seis meses.
Actualmente la copa se comercializa, en su mayoria, en dos tamaños: pequeña y grande. Si tienes menos de 30 años y no tuviste un parto vaginal, tu copa es la más pequeña; contrariamente, las mayores de 30 años tendremos que utilizar la talla grande.
¿Quién tuvo la idea?
Los orígenes de la copa menstrual se remontan a finales del siglo XIX, aunque el primer prototipo en caucho fue patentado en 1937 por la actriz y escritora estadounidense Leona W. Chalmers. A pesar de lo ingenioso del producto, lamentablemente fue un auténtico fracaso de ventas.
Hay que esperar hasta la década de los 50 para que la copa volviera a la luz, gracias a la empresa Tasette Inc de Robert Oreck que, en colaboración con Chalmers, dio un gran impulso publicitario a este nuevo prototipo en caucho vulcanizado. Sin embargo, tampoco en esta ocasión el invento de Chalmers consiguió despegar el interés y el apoyo de las mujeres.
Este fracaso hizo desaparecer la copa durante décadas…
El despertar del interés se produjo sólo en el 1999, cuando una ciclista compartió con Eileen Greene el «secreto» que circulaba entre las deportistas de una copa menstrual reutilizable. Eileen compartió el «secreto» con Su Hardy, que comenzó a vender a sus amigas la copa de caucho importada. Las mujeres que utilizaban la copa de caucho notaban incomodidad y, en muchos casos, sufrían alergias. La idea de una copa era extraordinariamente buena, sin embargo el caucho no era el material más idoneo. Juntas, Eileen Greene y Su Hardy tuvieron una idea genial, que cambió la vida de muchas mujeres introduciendo la solución perfecta a los días de la regla: una copa menstrual en silicona de grado médico.
En 2002, se lanzó Mooncup®, la primera copa menstrual de silicona reutilizable, cuando esos términos todavía eran un tabú. «Nadie hablaba de la regla. Fuimos bastante radicales», comentó Eileen en 2019 a la revista The Guardian. «Montábamos casetas en festivales y ferias y lo llamábamos la ‘zona de repulsión’; se formaba un semicírculo alrededor del puesto y la gente ni siquiera se acercaba» (Eileen Greene en The Guardian).
La empresa ha crecido desde que fue fundada por Eileen y Su en la habitación de una casa del barrio de Whitehawk. Ahora, 40 personas trabajan en Mooncup®, que cuenta con una oficina espaciosa con una cocina dotada de una amplia mesa de madera, donde todos los días los trabajadores comparten la comida vegana que ellos mismos preparan. ¡También hacen yoga y meditación! Mi lugar de trabajo ideal, sin lugar a duda.
¿Qué nos dice la ciencia?
La ciencia avalora oficialmente la copa menstrual de silicona, como indica claramente el estudio del 2019 de la prestigiosa The Lancet Public Health. En ese estudio se concluye que el uso de la copa menstrual es seguro y ecológico. Para ello, se tuvieron en cuenta datos de 3.300 mujeres procedentes de 43 estudios médicos, informes y tesis universitarias. El estudio estima que una copa menstrual, teniendo una vida de 10 años, generaría tan solo un 0,4% de los desechos plásticos que produce el uso de compresas desechables y el 6% de los residuos derivados del uso de tampones. Entre los tantos estudios producidos sobre el tema, también los del Journal of Women’s Health avaloran la copa menstrual como el método más ecológico y saludable para las mujeres.
Pruebas científicas demuestran, además, que la copa menstrual no amplifica la toxina de Staphylococcus aureus y se encontró menos crecimiento bacteriano en cultivos de copa que en cultivos de tampones o compresas (véase el estudio científico de Canadian Family Physician).
Los resultados de estos y de otros estudios demuestran que, mientras que los tampones y compresas tienen tóxicos, la copa está completamente desprovista de elementos dañinos para la salud de cualquier mujer. Otro punto a favor para la copa menstrual – el más importante, tratándose de la salud – lo da, por tanto, la mismísima ciencia.
¿Dónde se compra la copa menstrual?
Hoy en día la copa menstrual de silicona se encuentra en España en cualquier farmacia y se puede comprar hasta en los supermercados.
Podéis echar un vistazo a la la sección dedicada al cuidado del cuerpo de yameplanto.com, donde encontraréis las copas menstruales de IrisCup fabricadas, sin el uso de blanqueantes, en silicona quirúrgica, el material más seguro y biocompatible que puede entrar en contacto con nuestro cuerpo.
IrisCup se presenta en dos colores y tallas que se utilizarán dependiendo de la edad y los antecedentes de maternidad.